El caso de Mariela Barreto 🇵🇪




Mariela Barreto fue una mujer que trabajó en el Servicio de Inteligencia del Ejército peruano durante el gobierno del presidente Alberto Fujimori en los años 90’s. Este organismo de inteligencia es equivalente a la CIA de los Estados Unidos.

Mariela tuvo una relación amorosa con el militar Santiago Martin Rivas, líder del grupo Colina, destacamento que operó, secretamente, con la orden de efectuar seguimientos y capturas de los terroristas que atemorizaban a todo el país. Sin embargo, este mismo grupo fue el responsable de la terrible masacre de los estudiantes de La Cantuta, así como la masacre de Barrios Altos, donde murieron civiles quienes erróneamente fueron identificados como terroristas. 

Mariela Barreto
Ella fue Mariela Barreto

Fruto de la relación entre la agente y el militar, nació Nataly Milagros, su primera hija, pero Mariela no era feliz al lado de Santiago Martin Rivas. Por eso, decidió terminar su relación con él. Además, ella se encontraba absolutamente asqueada y asustada por todos los crímenes que habían cometido. La mujer entonces se armó de valor, y en un acto kamikaze, decidió revelar a la prensa, mediante una tercera persona, la existencia del grupo Colina y la ubicación de los restos óseos de los desaparecidos de la universidad La Cantuta, puesto que, al fracasar en el intento de incinerarlos, los militares decidieron enterrarlos a las afueras de Lima. Durante los años siguientes, Mariela también denunciaría la existencia de los planes “Bermuda”, para asesinar al periodista César Hildebrandt, quien resultaba muy incómodo para la mafia criminal fujimorista; “El Pino”, para asesinar al abogado Heriberto Benítez, quien en ese entonces velaba por las masacres que se habían cometido; y “El Plan Narval”, para atentar contra Global TV.

El presidente de la república, Alberto Fujimori, negó la existencia del grupo Colina y la de los terroríficos planes. A pesar de ello, muchos peruanos empezaron a duda de la transparencia de su gobierno.  Él, junto a Vladimiro Montesinos, asesor presidencial y jefe de facto del Servicio de Inteligencia Nacional del Perú, se vieron acorralados por la prensa, quienes seguían revelando al público día a día sus planes. Por esto, decidieron tomar represalia con todos aquellos agentes que eran sospechosos de haber filtrado la información.

Mariela Barreto
En 1996, Mariela volvió a salir embarazada. Ella y el suboficial, Elmer Valdivieso, esperaban con muchas ansias a la pequeña que estaba por venir. Solicitó permiso de embarazo en diciembre de ese año, y dio a luz a su segunda hija en enero de 1997. Sin embargo, Mariela se encontraba muy preocupada, ya que temía por su seguridad y la de su familia.

El sábado 22 de marzo de 1997, Mariela salió de casa a las 6:30 de la mañana indicando que debía ir al Hospital Militar. Supuestamente, regresaba a las 10 de la mañana, pero esto no fue así. Al pasar las horas, su familia empezó a preocuparse. Tuvieron que buscarla en hospitales y comisarías, pero no tuvieron éxito.

El domingo 23 de marzo de 1997, Norma Laurente, de 14 años de edad, vio como dos hombres dejaban tres bolsas negras a las 8:30 de la mañana cerca a su casa, a la altura del kilómetro 25 de la carretera que lleva de Lima a Canta. Este lugar era un bosque de eucaliptos muy desolado, y se le hizo bastante extraño ver a esas dos personas ahí. La curiosidad no pudo con ella, y horas más tarde, en compañía de una de sus amigas, fueron a ver que había en aquellas bolsas. Al abrirlas, un olor nauseabundo invadió a las menores, y luego de ver bien, se dieron cuenta que, en aquellas bolsas negras, se encontraba un cuerpo descuartizado. Norma, asustada, fue corriendo a avisar a su padre, el señor Antonio Laurente.

Las autoridades fueron informadas de inmediato y se acercaron al lugar solo para descubrir que el cuerpo que se encontraba en las bolsas había sido mutilado, pero había un detalle muy importante para entender la magnitud de aquel acto. Ni la cabeza, ni las manos se encontraban en las bolsas, y las plantas de los pies habían sido quemadas, impidiendo que la persona asesinada pueda ser reconocida fácilmente. 

Los médicos legistas que examinaron las partes del cuerpo concluyeron que presentaba lesiones en la altura del cuello, en ambos costados del abdomen y había perdido abundante sangre. La mutilación la había realizado, por lo menos, un experto en anatomía con la ayuda de instrumental quirúrgico mientras la persona se encontraba con vida. 

A pesar de que, hasta el día de hoy no se ha encontrado su cabeza, se pudo reconocer a quien pertenecía el cuerpo gracias a las cicatrices y lunares que se encontraban en las extremidades y el tronco. Con mucha pena, el 25 de marzo de 1997 se concluyó que el cuerpo era el de Mariela Barreto.

Alberto Fujimori
Al principio de las investigaciones del asesinato de Mariela, la policía sospechaba fuertemente de Elmer Valdivieso, su pareja y padre de su segunda hija. Sin embargo, Norma Laurente, la menor que encontró las tres bolsas negras, indicó que él no era uno los dos hombre que vio el aquel 23 de marzo. Debido a esta declaración, que tumbó las sospechas de Elmer, la familia Laurente empezó a recibir amenazas de muerte. Hasta el día de hoy se niegan a brindar declaraciones o algún tipo de entrevista.

El caso empezó a generar interés desde el 6 de abril de 1997. Diversos noticieros entrevistaron a Leonor La Rosa, otra agente del Servicio de Inteligencia del Ejército peruano, quien aseguró haber sido torturada por sus superiores. Esto generó gran indignación en los peruanos, y se relacionó con el asesinato de Mariela Barreto.

La prensa comenzó a especular que Mariela había sido asesinada por Juan Sosa Saavedra, quien formaba parte del grupo Colina, por orden de Santiago Martin Rivas, el padre de su hija mayor. Esto fue realizado como represalia. En respuesta a estas acusaciones, a través del noticiero “Panorama”, el militar negó haber estado involucrado en el asesinato de la madre de su hija, y que no la veía desde hace un año y medio. Según él, cuando todo ocurrió, se encontraba en Trujillo. Además, aprovechó en desmentir su participación en la masacre de La Cantuta y de la existencia del grupo Colina.

El 10 de abril de 1997, José Bazán, otro agente del Servicio de Inteligencia del Ejército peruano, informó a la prensa que el grupo Colina había sido fundado por Vladimiro Montesinos, y en sospecha de que Mariela Barreto había filtrado información a los noticieros, la mandaron a matar. Informó también que el Servicio de Inteligencia del Ejército peruano no tuvo nada que ver en el asesinato, pero que sí había conversado con otros agentes que estaban seguros que, a pesar de que el grupo Colina fue desactivado, sus miembros se seguían juntando. 

José Bazán siguió brindando información relevante. No era difícil dejar de ser un agente, el problema era cuando tenías información confidencial. Estas personas corrían el riesgo de desaparecer si renunciaban. Finalmente, mencionó que habían otros casos similares de tortura a agentes desleales, pero que esto no discriminaba a civiles presuntamente peligrosos. José Bazán fue arrestado un día después de sus declaraciones, el 11 de abril de 1997, y fue acusado en la corte militar por deslealtad y fraude financiero, ya que estaba dispuestos a brindar información a la prensa y a quien sea necesario a cambio de dinero.


Durante años se buscó al culpable del asesinato. Luego de casi 10 años, en 2007, Juan Rivero Lazo, ex jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército, acusó a Alberto Fujimori de autorizar el asesinato de Mariela Barreto. Según las investigaciones, Vladimiro Montesinos, con el aval de Fujimori, dispuso a realizar el “Plan Operativo Tigre 96” con el objetivo de detectar, identificar, neutralizar y capturar al personal militar que proporcionaba información a la prensa. 

En agosto del 2016, casi otros 10 años más, el Poder Judicial reabrió el caso de Mariela. Se procesó a Vladimiro Montesinos, Nicolás Hermoza Ríos, quien era el ex comandante general del ejercito del perú, y ocho agentes que operaban en el grupo Colina, entre ellos, Santiago Martin Rivas. Todos ellos se encuentran actualmente en prisión, pero hasta fines del 2020, la muerte de Mariela Barreto sigue impune.

Si bien a los peruanos nos queda muy claro quienes son los autores del asesinato de Mariela, aún se desconoce el paradero de su cabeza. Tras su asesinato, circuló la leyenda de que cuando Vladimiro Montesinos daba una orden secreta de importancia, sacaba la cabeza para amedrentar a los agentes y conseguir que callen.



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